Santuario de Nuestra Señora del Rosario de las Lajas
La segunda maravilla de Colombia
Construcción, dirigida por el ingeniero ecuatoriano Gualberto Pérez y el pastuso Lucindo Espinosa, duró 33 años su construcción. Fue hecho sobre piedra laja en medio del cañón del río Guáitara. La altura desde su base hasta la torre es de 100 metros y el puente que une al templo con el otro lado del cañón mide 50 metros de alto por 17 metros de ancho y 20 metros de largo. Se calcula que las obras en 1916 costaron 1'850.000 pesos, una fortuna para su tiempo.
Su estilo es gótico, tiene tres niveles; su interior es de estilo ojival con columnas que se unen en el techo. Tiene mosaicos en fibra de vidrio. En el día su iluminación la da la luz que se filtra por los vitrales hechos por el italiano Walter Wolf. Su objeto más preciado es la virgen de Nuestra Señora del Rosario de Las Lajas.
La Virgen de las Lajas: Por su ubicación, en una zona de frontera, sobre el cañón del Guáitara, es un punto de encuentro, un cruce de caminos, de comercio y de conexión de diferentes personas y regiones que se aglutinan en torno al poder mágico sagrado de la Virgen del Rosario. Histórica y geográficamente ha sido punto de conexión de las comunidades negras del Bajo Pacífico, de indígenas del Cauca, de gente de la selva y de peregrinos ecuatorianos de Riobamba, Quito, Otavalo, Ibarra y Tulcán. Según la investigación, el vínculo con el país vecino es tan fuerte que algunos ecuatorianos afirman que la Virgen les pertenece. Dicen que alguna vez fue de ellos y los colombianos se la quitaron.
Sus devotos también la llaman cariñosamente 'La ojona' o 'La mestiza' y celebran durante los primeros 15 días de cada septiembre su aparición. La imagen fue vista por primera vez en 1754 en una laja o roca por la indígena María Mueses y su hija, Rosa.
El santuario también ha servido como mediador para solicitarle a la Virgen la liberación de los soldados que fueron secuestrados en la toma del cerro de Patascoy, en el mismo departamento.
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